miércoles, 23 de diciembre de 2015

Las cosas que nunca pude decirte

Hace ya tiempo que no soy capaz a escribir relatos que me parezcan dignos de ser leídos, como si alguna fuerza misteriosa hubiera apagado la pequeña llama literaria que había en mi. Nuevamente, hoy no escribo un relato. Hoy comparto un mensaje perdido en una botella, entre las mareas del tiempo, que por uno u otro motivo no llegó a su destinatario, pero considero que al menos sirvió para alcanzar la calma.

      Estas son las palabras que nunca pude decirte,

No sé siquiera cómo empezar a escribir esto, que realmente espero no tener que usar y ser capaz de hacer lo que hasta ahora no he hecho: hablarte. No sé si hacerte una introducción bonita primero y después avanzar hacia el tema o ir directamente, pues, últimamente, muchas cosas quedan en una constante incertidumbre. No sé nada.

Muchos son los pensamientos que atormentan mi cabeza desde hace unas semanas, y quiero intentar que tengan sentido, si es que existe la manera en que sea así.

De partida, no sé si tiene sentido decirte algo, quizás ya conociste a alguien más y estoy haciendo el ridículo, pero de todas formas eso no me preocupa tanto. Hacer el ridículo, digo. Debo decirte que resulta que sí soy patética. Cuando te dije que no quería que desaparecieras del todo, creo que te dije también que no en sentido seré patética e intentaré "recuperarte", y aquí estoy, como una idiota.

Te echo de menos. He estado dándole muchas vueltas al asunto y creo que fui demasiado indiferente contigo. Tal vez por whatsapp fuera cálida, pero creo que hice muchas cosas mal cuando estaba contigo. No me acercaba a ti si tú no lo hacías primero, porque tenía miedo de ponerte incómoda y hacer algo que no quisieras, no te besaba si tú no lo hacías primero (aunque después fuese como una droga de la cual no podía tener suficiente), no te hablaba de nada en particular si tú no hablabas, y sobre todo, evitaba a toda costa hablar sobre nosotras. Me da pánico tener sentimientos, y me gusta que parezca que tengo el control sobre mí misma y es por eso que me pone incómoda hablarlo. Si hubo esa chispa que dijiste no sentir en algún momento, supongo que la maté con mi torpeza. Estar contigo, acariciarte y besarte, y después fingir en mi mente que eso no había ocurrido era mi solución para no hablar de ello, y guardar silencio cuando tú lo intentabas, y lo siento.  

Otra gran muestra de indiferencia fue mi reacción a cuando me dijiste que no querías seguir con lo que fuese que tuviéramos. Sólo acepté, y no te dije que quería verte igualmente para hablar bien sobre el problema y ver si de alguna manera existía una solución, porque yo nunca quise que terminara.

Nunca te dije que tengo problemas hasta con el tacto de los demás. No sé si esto es algo extraño, o a todos le pasa, pero cuando me acaricia alguien hacia quien no tengo un sentimiento particular, me duele, me quema, como un rechazo extremo al otro. Tú eras la primera persona en años que podía acariciarme sin que me doliera, y eso era muy reconfortante, además de especial.

Tenías razón cuando me dijiste que no te conozco. Pero eso no significa que no lo quiera hacer. Creo que tienes muchas dificultades para abrirte y decir lo que realmente pasa por tu cabecita, y me gustaría llegar a que te sintieras cómoda compartiendo conmigo. Y es que, que no te conozca tanto no hace menor la forma en la que me hacías sentir. Contigo me sentía feliz, y creo que no te lo dije lo suficiente. Te echaba de menos y contaba las horas para poder verte, pero creo que te lo hice ver más como si fuera una obligación verte regularmente. 

No sé si esto cambia algo, si significa algo para ti, o si como dije al principio ya has conocido a alguien más. No sé qué espero de esto, pero necesitaba hacértelo saber, y hacerte saber que intentaría con todas mis fuerzas ser más expresiva, menos zombie, divertirme más contigo, bailar, jugar a tu juegüito de los gnomos.

Cuando te dije que no quería que desaparecieras, lo decía en serio, lamentablemente, todo lo que digo es en serio. Mi punto es, aunque esto te parezca tan... estúpido como puedo imaginar en los peores escenarios, no quiero que te vayas.

Pero ya te habías ido.


domingo, 20 de diciembre de 2015

Conferencia Prof. Manuel Cruz, Contra la teología económica (24/10/2015)



En la conferencia, el Prof. Manuel Cruz se refirió a cómo, durante el último siglo, la economía ha tomado el puesto de la política como dominante de las distintas “esferas” de la sociedad. Se explicó que anteriormente la política era la placenta de la sociedad, es decir, era en la política donde todo cobraba sentido, desde donde se tomaban las decisiones que influirían a todo el grupo perteneciente a la misma sociedad. El individuo anteriormente votaba de manera consciente, pensando en el bien común y no en las pequeñas victorias egoístas como es pagar menos impuestos, quitándole el derecho a quienes no poseen capital a hacer uso de fondos públicos en instituciones del Estado, sean educacionales, de salud, empleo, etc., en lugar de elegir pagar más impuestos si ello implica mejoras para las condiciones de vida.
El votante actual se ve de la misma forma que un consumidor frente a los productos, no existe la fidelidad hacia la ideología, por las cosas que ésta proponga en sus bases, sino que el individuo entrega su voto al mejor postor, al que le ofrezca mayores beneficios en su individualidad más que a quien busca el bien común. Cabe hacer una reflexión de por qué ocurre esto, ¿tal vez por un desencanto hacia la posibilidad de la existencia real y no utópica del “Bien Común”? ¿O simplemente nos hemos vuelto más egoístas por el sistema económico en el que estamos inmersos?
La economía capitalista ha contaminado todas las esferas de la sociedad, incluido el ámbito personal, pues ahora las  relaciones interpersonales han dejado de ser por querer relacionarse con otros como legítimos otros, como fines en sí mismos como diría Kant; el otro ha pasado a ser un medio que puede ser utilizado en pos de lograr un resultado particular, las relaciones interpersonales, en general, se han reducido a la utilidad. ¿Con quién me es útil relacionarme? ¿Qué puedo sacar de esta persona? ¿Qué contactos tendrá? ¿Me ayudará a lograr un empleo, a triunfar? Siguiendo la lógica capitalista. El otro  es un medio para alcanzar el triunfo tan ansiado y vendido en la propaganda del consumismo innecesario.
Se habla de la política como acción humana, mientras que la economía es considerada más bien como algo impuesto, algo que no puede ser modificado por las acciones de los individuos y requiere de una defensa, para sobrevivir en el sistema capitalista, se debe encontrar herramientas para sobrevivir al día a día. Siguiendo la idea del párrafo anterior, tal vez se ve al otro ya no como un otro en el que un individuo se puede reconocer, sino como un competidor, un ser que puede lograr lo que el individuo quiere lograr y por ello debe ser neutralizado, como un enemigo disfrazado de aliado, en el sentido de que para evitar las relaciones conflictivas, al otro, el competidor, se le utiliza como medio para alcanzar ciertos fines mediante una falsa cordialidad.
La economía ha contaminado también la educación, desde la lógica capitalista, no se ve la educación como una instancia para lograr el íntegro desarrollo de una persona para existir de modo coherente y conjunto con los otros, sino que se ve como la instancia para crear trabajadores, la educación sólo tiene el objetivo de preparar al estudiante para su futuro puesto de trabajo, y es por esto que en muchos lugares del mundo la filosofía está pasando a segundo plano. Al capitalista no le interesa tener una población que se cuestione por el orden, le interesa que su orden sea naturalizado, es decir, que sea visto como algo necesario y no puede ser cambiado porque es la única manera en la que se puede existir, y la filosofía precisamente provoca el cuestionamiento de toda realidad exterior.
Las Humanidades han dejado de considerarse necesarias dado que no son útiles, en el sentido de que no producen mercancía capitalizable, a los ojos de la economía son una pérdida de tiempo ya que casi observan las musarañas en lugar de hacer algo productivo. Lo bueno ahora es producir, no cuestionarse por el orden en el que debemos pasar nuestra existencia. La filosofía no tiene sitio en la producción, pues, la escuela pasa a ser prácticamente una fábrica en la que se producen trabajadores, que no tienen una identidad particular, sino que se les observa por su finalidad: producir, y la filosofía no enseña a producir objetos con valor para la economía. Lo que no es producción queda desechado de la educación.
Se pensaba que las utopías, como el comunismo utópico de Marx habían quedado relegadas a la vida privada, a las relaciones de tú a tú, pero como se dijo anteriormente, incluso en la vida personal ha triunfado la economía. Lo que importa es la eficacia, pero esto no podrá seguir así por siempre, puesto que se genera un gran vacío existencial en los individuos. ¿Cómo poder vivir tranquilo, pensar que se vive una vida plena si no hay más que hacer que producir mercancías para que otros puedan tener cosas? ¿Pueden sustituir las cosas materiales a un desarrollo personal concreto?
Se habla de teología económica ya que prácticamente existe una adoración divina al dinero, al capitalismo naturalizado, se ve como el único modo coherente de vivir, pero, ¿cómo puede el hombre quedar reducido a la economía? Las políticas ya no piensan en las personas, piensan en la supervivencia del Estado en el Mercado Internacional, y así es como se “educa” para que piensen los individuos. Se requiere la toma de una perspectiva crítica frente al fenómeno del endiosamiento del capitalismo.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Por qué las Ciencias necesitan a las Humanidades



En la sociedad occidental actual (nótese la generalización, no se refiere a todos los casos pero sí a un buen número), en los colegios, en los institutos, en los centros que se imparte la educación de manera institucionalizada ocurre un fenómeno. Podría decirse que es por culpa de la especialización, en hacer a cada individuo experto en una única disciplina e ignorar las demás, y la separación de estas ramas, las humanidades y las ciencias, que antaño iban de la mano. En este fenómeno se considera por parte de aquellos prematuros “científicos” que las asignaturas relacionadas con las Humanidades deberían ser eliminadas tal como en ciertos casos, en el Bachiller español por ejemplo, quienes siguen ésta rama dejan de tener un gran número de materias que no le son “propias”, es decir, quienes eligen la opción de letras dejan de tener matemáticas, física, química como asignaturas obligatorias mientras quienes siguen las ciencias mantienen lenguaje, filosofía e historia.
Las Ciencias, o aquellos estudiantes que prefieren esta rama últimamente tienen una cierta arrogancia por la que se consideran mejores y más importantes que las Humanidades, e incluso en casos radicales, que éstas carecen de relevancia. No obstante, olvidan un detalle, y éste es: quienes ejercen en el área de las ciencias son seres humanos, y es difícil huir de la propia Humanidad, debido a ser seres sociales inmersos en complejos sistemas (sociedades) mediante los cuales se logra la supervivencia, y la integridad física y mental en el contacto con el otro. Las ciencias necesitan entre otras cosas de la Ética, pues necesitan tener en mente su pregunta principal “¿Cómo podemos vivir juntos?” a la hora de realizar sus estudios, sus descubrimientos. Basta con pensar en el potencial del armamento nuclear, ¿qué es lo que nos permite no utilizar estas armas si no es la Humanidad? ¿Quién sino las Humanidades entregan los Derechos Humanos que en tiempos modernos se consideran o deben considerar o deberían considerarse como antes se consideraban los Diez Mandamientos? ¿Cómo puede la ciencia considerarse como la disciplina que entrega la verdad si no encontramos más que teorías que intentan explicar ciertos fenómenos que se dan en la naturaleza?
La Ciencia hace un estudio específico, sea teórico o práctico, y las Humanidades se preocupan del cómo nos afecta en tanto vivimos en sociedades y somos seres con unas ciertas necesidades. ¿Qué, si no son las Humanidades, es aquello que nos impulsa a mirar el futuro de una manera más respetuosa? La preocupación por el medio ambiente no es una cuestión meramente biológica, pues para la biología puede no ser más que una curiosidad el hecho de que vivan o se extingan ciertas especies; la biología categoriza a los seres vivos, la connotación que tienen estos hechos viene dada desde la forma de pensar el mundo. La ecología es un tema tan importante debido precisamente a que nosotros, como especie, planeamos vivir en este mundo en el futuro y no podremos hacerlo si está destruido, al menos no de la manera óptima, contradiciendo nuestro instinto por proteger nuestra existencia. ¿Qué sería del mundo con una Ciencia dura y fría sin ningún tipo de análisis? Cuando las personas pasan a ser números de una estadística, nos encontramos en graves problemas.
Pero no es sólo la Ética lo que juega un papel fundamental, pues, sin Historia correríamos el riesgo constante de caer en los mismos vicios que cayeron nuestros antepasados. Gracias a la Historia tenemos la posibilidad de salir de un Eterno Retorno al estilo nietzscheano, es decir, de repetir lo mismo una y otra vez por toda la eternidad. En la Historia conocemos los errores que hemos cometido como especie, para intentar evitarlos. Sin dicha reflexión, con el desarrollo de nuevos y más potentes armamentos y otras tecnologías podríamos incluso agravar los errores pasados, en lugar de superarlos en búsqueda de una convivencia más digna.
En el Derecho encontramos la forma de hacer efectivo aquello que se pensó desde la Ética, pues el Derecho, en su forma utópica, es la mano dura de la sociedad, como una entidad de control de que se cumplan las normas predeterminadas para asegurar una convivencia digna. Se ejerce el castigo según cómo y en qué medida se ha atentado contra la integridad del otro, sopesando esto desde la humanidad, considerando qué puede haber llevado a actuar de una u otra manera a un individuo, comprendiendo y reflexionando lo ocurrido. Sin embargo esta disciplina no tiene tantas dificultades como otras ramas de las Humanidades ya que sea cual sea la moralidad que se sigue, es necesario tener este aparato que asegure su cumplimiento y castigue al que falte.
Podría hablarse de la Psicología, Filosofía en general, la Antropología, y tantas otras disciplinas que trabajan en el estudio de la Humanidad en cierto sentido, pero se considera obvio tras lo expuesto en este artículo que sólo existe la posibilidad de vivir juntos y lograr la autocomprensión de las personas en el mundo desde la Humanidad, si existen las Humanidades. No se debe reducir la comprensión del individuo a la cantidad de huesos que hay en el cuerpo o cómo actúa la gravedad sobre los seres vivos del planeta.
El punto no es desprestigiar la labor de las Ciencias, al contrario, tienen una importancia radical para mejorar la calidad de vida, y precisamente por eso deben estar ligadas a las Humanidades, en lugar de entenderse como opuestos. Coloquialmente, las Ciencias y las Humanidades son dos caras de la misma moneda. ¿Para quién sino para la Humanidad serán los descubrimientos científicos? Es fundamental no olvidar quiénes somos, y no dejar que la dinámica que ha tomado la sociedad occidental apague el último atisbo de Humanidad que queda en nosotros. La Humanidad es lo más preciado, al contrario de lo que es inculcado a través de la educación. ¿Puede considerarse vivir el tener existencias vacías que buscan riquezas materiales y dejan de lado lo humano?
Podríamos culpar a la economía como principal agente de la vida humana como el causante de la desvalorización de la humanidad en pos de la supremacía de la producción y lo económico. La Ciencia se hace importante en tanto permite descubrimientos que conllevarán avances tecnológicos que aumenten la eficiencia de la producción. La Ciencia categoriza lo que hay en el mundo, inventa parámetros para medir los fenómenos que ocurren en la naturaleza, estudia las relaciones causa-efecto, y al hacer todo esto, encuentra las “mejores” formas de hacer las cosas, es decir, las que ahorren tiempo y ojalá materiales. Mientras tanto, las Humanidades se preocupan por el desarrollo de una persona en su individualidad y su colectividad, además del bien común. Esto llega a ser considerado una “pérdida de tiempo”, puesto que en vez de producir para mantener al sistema, se atenta contra él. El sistema pisa la Humanidad que tanto se lucha por rescatar del abandono al que ha sido relegada, ya que actualmente pasa a ser más importante mantener la economía que la salud mental.
Las Humanidades forman críticos contra un sistema que considera el desarrollo como algo secundario. La manera de defenderse ante tal amenaza es desvalorizar las Humanidades, esto es, hacer que la sociedad las reconozca como algo innecesario y tedioso, argumentando que la única verdad está en las ciencias ya que pueden ser empíricamente comprobadas. Esto sería una suerte de rechazo social de las humanidades. Desde la economía se realiza dejando los mejores salarios en las áreas que requieren de más trabajadores especializados, no nos referimos a la situación de los obreros, sino a ingenieros y científicos que encuentran nuevas formas de economizar. Estudiar Filosofía hoy en día es prácticamente nadar contracorriente, es firmar un contrato de “pobreza” y de no ser tomado en serio por el otro. ¿En qué otra disciplina hay un cuestionamiento tan absoluto sobre el orden y la forma de ser de las cosas?