En la sociedad occidental actual
(nótese la generalización, no se refiere a todos los casos pero sí a un buen
número), en los colegios, en los institutos, en los centros que se imparte la
educación de manera institucionalizada ocurre un fenómeno. Podría decirse que
es por culpa de la especialización, en hacer a cada individuo experto en una
única disciplina e ignorar las demás, y la separación de estas ramas, las
humanidades y las ciencias, que antaño iban de la mano. En este fenómeno se
considera por parte de aquellos prematuros “científicos” que las asignaturas
relacionadas con las Humanidades deberían ser eliminadas tal como en ciertos
casos, en el Bachiller español por ejemplo, quienes siguen ésta rama dejan de
tener un gran número de materias que no le son “propias”, es decir, quienes
eligen la opción de letras dejan de tener matemáticas, física, química como
asignaturas obligatorias mientras quienes siguen las ciencias mantienen
lenguaje, filosofía e historia.
Las Ciencias,
o aquellos estudiantes que prefieren esta rama últimamente tienen una cierta
arrogancia por la que se consideran mejores y más importantes que las Humanidades,
e incluso en casos radicales, que éstas carecen de relevancia. No obstante,
olvidan un detalle, y éste es: quienes ejercen en el área de las ciencias son seres
humanos, y es difícil huir de la propia Humanidad, debido a ser seres sociales
inmersos en complejos sistemas (sociedades) mediante los cuales se logra la
supervivencia, y la integridad física y mental en el contacto con el otro. Las
ciencias necesitan entre otras cosas de la Ética, pues necesitan tener en mente
su pregunta principal “¿Cómo podemos vivir juntos?” a la hora de realizar sus estudios,
sus descubrimientos. Basta con pensar en el potencial del armamento nuclear, ¿qué
es lo que nos permite no utilizar estas armas si no es la Humanidad? ¿Quién
sino las Humanidades entregan los Derechos Humanos que en tiempos modernos se
consideran o deben considerar o deberían considerarse como antes se
consideraban los Diez Mandamientos? ¿Cómo puede la ciencia considerarse como la
disciplina que entrega la verdad si no encontramos más que teorías que intentan
explicar ciertos fenómenos que se dan en la naturaleza?
La Ciencia hace un estudio
específico, sea teórico o práctico, y las Humanidades se preocupan del cómo nos
afecta en tanto vivimos en sociedades y somos seres con unas ciertas
necesidades. ¿Qué, si no son las Humanidades, es aquello que nos impulsa a
mirar el futuro de una manera más respetuosa? La preocupación por el medio
ambiente no es una cuestión meramente biológica, pues para la biología puede no
ser más que una curiosidad el hecho de que vivan o se extingan ciertas
especies; la biología categoriza a los seres vivos, la connotación que tienen
estos hechos viene dada desde la forma de pensar el mundo. La ecología es un
tema tan importante debido precisamente a que nosotros, como especie, planeamos
vivir en este mundo en el futuro y no podremos hacerlo si está destruido, al
menos no de la manera óptima, contradiciendo nuestro instinto por proteger
nuestra existencia. ¿Qué sería del mundo con una Ciencia dura y fría sin ningún
tipo de análisis? Cuando las personas pasan a ser números de una estadística,
nos encontramos en graves problemas.
Pero no es sólo la Ética lo que
juega un papel fundamental, pues, sin Historia correríamos el riesgo constante
de caer en los mismos vicios que cayeron nuestros antepasados. Gracias a la Historia
tenemos la posibilidad de salir de un Eterno Retorno al estilo nietzscheano, es
decir, de repetir lo mismo una y otra vez por toda la eternidad. En la Historia
conocemos los errores que hemos cometido como especie, para intentar evitarlos.
Sin dicha reflexión, con el desarrollo de nuevos y más potentes armamentos y
otras tecnologías podríamos incluso agravar los errores pasados, en lugar de
superarlos en búsqueda de una convivencia más digna.
En el Derecho encontramos la
forma de hacer efectivo aquello que se pensó desde la Ética, pues el Derecho,
en su forma utópica, es la mano dura de la sociedad, como una entidad de
control de que se cumplan las normas predeterminadas para asegurar una
convivencia digna. Se ejerce el castigo según cómo y en qué medida se ha
atentado contra la integridad del otro, sopesando esto desde la humanidad,
considerando qué puede haber llevado a actuar de una u otra manera a un
individuo, comprendiendo y reflexionando lo ocurrido. Sin embargo esta
disciplina no tiene tantas dificultades como otras ramas de las Humanidades ya
que sea cual sea la moralidad que se sigue, es necesario tener este aparato que
asegure su cumplimiento y castigue al que falte.
Podría hablarse de la Psicología,
Filosofía en general, la Antropología, y tantas otras disciplinas que trabajan
en el estudio de la Humanidad en cierto sentido, pero se considera obvio tras
lo expuesto en este artículo que sólo existe la posibilidad de vivir juntos y
lograr la autocomprensión de las personas en el mundo desde la Humanidad, si
existen las Humanidades. No se debe reducir la comprensión del individuo a la
cantidad de huesos que hay en el cuerpo o cómo actúa la gravedad sobre los
seres vivos del planeta.
El punto no es desprestigiar la
labor de las Ciencias, al contrario, tienen una importancia radical para
mejorar la calidad de vida, y precisamente por eso deben estar ligadas a las Humanidades,
en lugar de entenderse como opuestos. Coloquialmente, las Ciencias y las
Humanidades son dos caras de la misma moneda. ¿Para quién sino para la Humanidad
serán los descubrimientos científicos? Es fundamental no olvidar quiénes somos,
y no dejar que la dinámica que ha tomado la sociedad occidental apague el
último atisbo de Humanidad que queda en nosotros. La Humanidad es lo más
preciado, al contrario de lo que es inculcado a través de la educación. ¿Puede
considerarse vivir el tener existencias vacías que buscan riquezas materiales y
dejan de lado lo humano?
Podríamos culpar a la economía como
principal agente de la vida humana como el causante de la desvalorización de la
humanidad en pos de la supremacía de la producción y lo económico. La Ciencia
se hace importante en tanto permite descubrimientos que conllevarán avances
tecnológicos que aumenten la eficiencia de la producción. La Ciencia categoriza
lo que hay en el mundo, inventa parámetros para medir los fenómenos que ocurren
en la naturaleza, estudia las relaciones causa-efecto, y al hacer todo esto,
encuentra las “mejores” formas de hacer las cosas, es decir, las que ahorren
tiempo y ojalá materiales. Mientras tanto, las Humanidades se preocupan por el
desarrollo de una persona en su individualidad y su colectividad, además del
bien común. Esto llega a ser considerado una “pérdida de tiempo”, puesto que en
vez de producir para mantener al sistema, se atenta contra él. El sistema pisa
la Humanidad que tanto se lucha por rescatar del abandono al que ha sido
relegada, ya que actualmente pasa a ser más importante mantener la economía que
la salud mental.
Las Humanidades forman críticos
contra un sistema que considera el desarrollo como algo secundario. La manera
de defenderse ante tal amenaza es desvalorizar las Humanidades, esto es, hacer
que la sociedad las reconozca como algo innecesario y tedioso, argumentando que
la única verdad está en las ciencias ya que pueden ser empíricamente
comprobadas. Esto sería una suerte de rechazo social de las humanidades. Desde
la economía se realiza dejando los mejores salarios en las áreas que requieren
de más trabajadores especializados, no nos referimos a la situación de los
obreros, sino a ingenieros y científicos que encuentran nuevas formas de
economizar. Estudiar Filosofía hoy en día es prácticamente nadar contracorriente,
es firmar un contrato de “pobreza” y de no ser tomado en serio por el otro. ¿En
qué otra disciplina hay un cuestionamiento tan absoluto sobre el orden y la
forma de ser de las cosas?