Palabras
clave: Género, igualdad, diferencia, posmodernismo, interseccionalidad,
anti-esencialismo, frivolidad
El
género es una categoría asociada al feminismo porque es un concepto que se
refiere a la construcción de una relación social desigual a partir de una
diferencia anatómica sexual (asociada a la reproducción)[1],
que podría o no haber sido relevante, pero que de hecho lo ha sido. Es decir,
si bien no hay necesidad en que se creara esta desigualdad entre lo femenino y
lo masculino, en la historia así se dio.
La
teoría clásica de género, al ser hija de la modernidad y sus dicotomías, ve una
dicotomía donde se contrapone lo masculino frente a lo femenino. De alguna
forma se entiende que lo femenino se asocia a la mujer biológica y lo masculino
al hombre biológico, y que son categorías excluyentes.
El
género es una relación, y tanto mujeres como hombres (biológicxs) somos parte
de las relaciones de género. Todxs estamos obligados a vivir en una opresión
por parte del género. Estamos limitados por la categoría que nos corresponda,
sea esta la masculina o la femenina. (Sí, los hombres también se ven oprimidos
por la imposición social del género).
La
diferencia está en los privilegios. Aquí los hombres biológicos de género
masculino, tienen una serie de privilegios que no quieren abandonar en la vida
pública, pero las mujeres tienen también una serie de privilegios
(principalmente en el ámbito de la familia y lo privado). Claramente los
privilegios tanto en cantidad como en "poder" son mucho menores, pero
existen. Los roles de género generan expectativas tanto para un grupo como para
el otro. (insisto, claramente la mujer se lleva la peor parte, pero no se debe
desreconocer la opresión también sufrida por los hombres de género masculino).
Es difícil y requiere de mucha voluntad romper los roles de género, la ruptura
trae consecuencias.
Entonces, ¿cuál es el enemigo del feminismo?
Un
sistema que favorece la diferencia sexual en beneficio de un grupo en
particular (que no necesariamente es el patriarcado,
concepto que conlleva muchísimo reduccionismo teórico). Es más complejo que
eso. Se habla de la interseccionalidad, donde se puede ser víctima de diversos
tipos de discriminación, discriminación debida a diversas causas, tales como
etnia, sexualidad, clase, edad y género, entre otras (véase la imagen). Las
diferentes opresiones se entrecruzan y no necesariamente la mujer bajo cualquier
circunstancia será la más oprimida, es preciso observar el cuadro. Así como el
hombre tiene privilegios por sobre la mujer en la mayoría de los contextos
actuales, lo mismo pasa con lxs blancxs por sobre lxs negrxs, lxs ricxs por
sobre lxs pobres, lxs jóvenes por sobre lxs viejxs, lxs heterosexuales por
sobre lxs homosexuales, etc.
Ejemplo:
En el caso de una mujer joven, burguesa, blanca, heterosexual frente a un
hombre pobre, viejo, negro y homosexual, no sería este hombre quien ejerce una
opresión mayoritaria sobre esta mujer en particular.
Así
que es preciso soltarnos de ciertos esencialismos y reducir todo al grupo de
los hombres opuesto al de las mujeres: no hay grupos puros, cada caso es único
y la opresión es algo contingente, contextual y no necesario ni esencial.
Sobre "los hombres no pueden ser
feministas ni hablar de las mujeres, etc."
No
podemos hablar sólo de nosotrxs mismxs. Podemos identificarnos con movimientos
de los que somos, teóricamente, más opresores que oprimidxs. Ello no nos hace
menos parte una vez nos hacemos conscientes de nuestros privilegios sobre
determinado grupo y los repudiamos. No sólo es el grupo oprimido el que debe
terminar con la opresión, sino que el opresor (en la mayor parte del tiempo,
pues como dijimos anteriormente también el “opresor” puede sufrir de opresiones
en menor grado) también forma parte de la liberación del grupo.
Es
un hecho que la palabra está desigualmente distribuida. Siempre un movimiento
tendrá más fuerza cuando quienes hegemónicamente tienen la palabra defienden el
movimiento, y no cuando son repudiados y expulsados del mismo. Esto es caer en
una lógica de la filosofía política de Carl Schmitt de amigo/enemigo donde no
hay posibilidad de diálogo entre ambas partes, deslegitimizando completamente al
“enemigo”. Se cae en el juego de la legitimación. ¿Queremos ser enemigxs que
rechazan al otrx o adversarios que pueden reconocer legitimas posturas
imposibles de reconciliar y que no se comparten?
De
todas formas, en la actualidad hay una crisis de la representación porque no
hay identidades puras que representar y nadie pode representar a un grupo en su
totalidad, en tanto cada individuo vive su identidad a su manera. Cada
individuo se reconoce a sí mismx de manera única, aunque se entienda a sí mismx
como parte de un grupo, esta comprensión no es la misma que otras personas que
consideran compartir la misma identidad.
Cabe
destacar que la ideología opresora es principalmente reproducida por lxs
oprimidxs. Quienes toman consciencia, pueden a ratos tensionar la opresión,
pero también a veces la reproducen y muy pocas veces generan rupturas.
En
la postmodernidad se pretende escapar del esencialismo, que se refiere al
conjunto de supuestos de que un determinado grupo es de cierta manera y no
puede ser de otra, compartiendo todxs quienes componen el mismo grupo las
mismas características, sin diferenciación individual ni contextual. Pero
también hay una desconfianza a la certeza de sustituir un modelo de opresión
por otro (ej: crear un sistema de opresión hacia el hombre por
"venganza").
Sobre el determinismo económico y el
feminismo
Rubin
inaugura el tema del patriarcado en el feminismo de segunda ola,
particularmente el feminismo de la igualdad que tiene dos vertientes: la
liberal y la marxista.
Rubin
hace una lectura marxista del feminismo, donde el patriarcado es un sistema de
sexo-género en el que los hombres se apropian del cuerpo de las mujeres,
habiendo un dueño de ellas: el patriarca. Las mujeres quedan así relegadas al
trabajo reproductivo, mientras que los hombres se quedan con el trabajo
productivo y la vida pública. Lo que busca este feminismo, en el fondo, es una
modificación del sistema donde las mujeres tengan igual acceso a la vida
productiva y pública que los hombres.
Rubin
y su línea de feminismo apunta a decir que la invisibilización del trabajo
reproductivo que fue legado a la mujer sería funcional al capitalismo, ya que
así tendría trabajadoras gratuitas. Sin embargo, el neoliberalismo no es la
causa final de que se dé este orden hegemónico de género donde el hombre se
impone por sobre la mujer, ni es el socialismo la solución final al machismo,
puesto que en las experiencias de socialismo real el machismo también estuvo
presente, a pesar de tener las mujeres más presencia en ciertos aspectos.
Por
ello la tesis del determinismo económico, que viene a decir que hay un sistema
económico que crea e impone el orden hegemónico, se desecha. Perfectamente
podría darse una estructura capitalista sin dicho orden hegemónico de género.
La situación actual se debe a una serie de contingencias históricas, sigue
siendo contextual y no esencial.
El
feminismo liberal apunta a la igualdad de derechos, y la igualdad de salario,
cosa que se comparte en primera instancia con la propuesta de Rubin. Sin
embargo, este es el feminismo característico de E.E.U.U. durante los 60`.
Por
otra parte, este feminismo de la igualdad, tanto el marxista como el liberal,
no aspira a una transformación total del sistema donde no sólo haya igualdad en
derechos, sino que el reconocimiento de la mujer en la esfera pública sea real
y no una cuestión meramente legal. Se
busca un sistema que no sea machista y este tipo de feminismo no apunta tan
alto.
En
la segunda ola del feminismo, además del feminismo de la igualdad nos
encontramos con el feminismo de la diferencia. Este segundo tipo aspira a crear
una sociedad en la cual las mujeres guíen en camino, puesto que son más
cariñosas, amorosas, etc. Se hace la crítica al machismo desde una postura
donde todos los hombres son iguales, al igual que todas las mujeres tienen las
mismas características, que son distintas y mejores de las que tienen los
hombres. La diferencia entre mujeres y hombres justificaría las comunidades exclusivas
de mujeres, ya que los hombres sólo causan problemas. Sin embargo,
¿qué pasa con la inmensa mayoría que no cumple por los parámetros establecidos,
que no son del grupo puro?
El
feminismo de igualdad de la 2da ola pone en tensión el mundo del trabajo, y el
de la diferencia la sociedad en general, pero desde un nuevo esencialismo que
no soluciona el problema de fondo, ya que crearía una situación similar al
machismo, pero desde la mujer hacia el hombre.
El problema del concepto
“patriarcado”
Se
utiliza “orden hegemónico de género” en lugar de “patriarcado” ya que este
concepto es reduccionista e impone una lectura netamente marxista del problema
de género, cuando puede ser más complejo que esto. Es una lectura plana, donde
se entiende al patriarcado como algo impuesto y esencial a nuestra sociedad,
pero es meramente algo contingente. A pesar de estar en todas partes, en cada
lugar se manifiesta de una manera diferente y original, por lo que no se puede
hablar de un mismo patriarcado ni un mismo orden concreto.
Por
ello es preferible utilizar “orden hegemónico de género”. La hegemonía se
localiza en el contexto concreto, y se entiende que es lo dominante en un lugar
y momento en específico, pero puede cambiar. Por lo que el orden hegemónico de
género sería algo que se da actualmente en la realidad, pero como todo, es
diverso en cada lugar y momento específico, la experiencia es distinta para
cada sociedad.
Feminismo post-estructuralista
Con
la post-modernidad, llega la crisis de los meta-relatos. Es el fin del tiempo
de las certezas y de los esencialismos, el momento de debatir en pro de la
construcción de una sociedad mejor, o al menos, de otras características. Por
un mundo no-machista.
No
hay nada en el patriarcado ni en lo que propone el feminismo de la diferencia
que permanezca, sino que hay una dominación hegemónica de género que se
actualiza constantemente. La transgresión a la norma es una transgresión sólo
porque la norma existe en primer lugar. La transgresión
modifica la norma eventualmente, pero no la destruye. Además, las transgresiones conllevan consecuencias
muchas veces negativas para lxs transgresorxs.
El
género es una práctica escenificada, no es algo puro, no es algo original que
vaya por detrás de la esencia humana: el género se crea, mantiene y reproduce a
través de la práctica. Y a la vez una norma. Por ello la violencia que se
genera al transgredir las limitaciones que genera el género estereotipado en
una sociedad.
El
género es una construcción social, es completamente distinto del sexo biológico
de la persona.
Sin
embargo, para la autora post-estructuralista Judith Butler, no podemos separar
completamente el sexo del género: es una construcción socio-material donde
efectivamente hay diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres que sirven
como base para la distinción de género. El sexo se encarna en el cuerpo, es
objetivo material semiótico. Tener cuerpo femenino marca una diferencia
biológica, pero no funda la diferencia de la desigualdad del trabajo; ahí viene
la parte social. Uno de los puntos de esta argumentación es refutar al
feminismo de la igualdad: hombres y mujeres biológicxs: no somos iguales.
De la cuota de frivolidad
No
podemos luchar constantemente contra la opresión machista, no podemos
transgredir constantemente debido a las consecuencias; nadie querrá
martirizarse constantemente por una causa, o al menos no una mayoría
significativa. Por ello, la lucha es importante, pero en los momentos en que se
vuelve a la frivolidad y a ser parte del sistema, es necesario ser consciente
de nuestra frivolidad, comprender que nuestras acciones favorecen al sistema,
pero son acciones que nos permitimos para poder llevar en ciertos aspectos una vida
“tranquila”. Como oprimidxs, el sistema es parte de nuestra consciencia, y es
difícil liberarse absolutamente y por ello caeremos en este tipo de conductas,
pero ello no significa la derrota. Sólo debemos aceptar nuestras limitaciones,
y seguir la lucha en cada aspecto que nos sea posible.
[1] Por esto mismo la discriminación a
lxs homosexuales también se asocia al feminismo, en tanto tiene que ver con el
género. Lxs homosexuales no pueden reproducirse naturalmente, y por ende no
cumplen con lo que debería ser una persona cuyo sexo biológico coincide con lo que
la tradición dirá su género, ya que su rol principal es la reproducción y la
continuación de la especie. La discriminación por el género se piensa
fuertemente asociada al tema de la reproducción. No necesariamente es el
origen, pero se piensa que parte de ello se debe a la recuperación post-parto.