martes, 13 de junio de 2017

Apuntes sobre género y feminismo




Palabras clave: Género, igualdad, diferencia, posmodernismo, interseccionalidad, anti-esencialismo, frivolidad


El género es una categoría asociada al feminismo porque es un concepto que se refiere a la construcción de una relación social desigual a partir de una diferencia anatómica sexual (asociada a la reproducción)[1], que podría o no haber sido relevante, pero que de hecho lo ha sido. Es decir, si bien no hay necesidad en que se creara esta desigualdad entre lo femenino y lo masculino, en la historia así se dio.
La teoría clásica de género, al ser hija de la modernidad y sus dicotomías, ve una dicotomía donde se contrapone lo masculino frente a lo femenino. De alguna forma se entiende que lo femenino se asocia a la mujer biológica y lo masculino al hombre biológico, y que son categorías excluyentes.
El género es una relación, y tanto mujeres como hombres (biológicxs) somos parte de las relaciones de género. Todxs estamos obligados a vivir en una opresión por parte del género. Estamos limitados por la categoría que nos corresponda, sea esta la masculina o la femenina. (Sí, los hombres también se ven oprimidos por la imposición social del género).
La diferencia está en los privilegios. Aquí los hombres biológicos de género masculino, tienen una serie de privilegios que no quieren abandonar en la vida pública, pero las mujeres tienen también una serie de privilegios (principalmente en el ámbito de la familia y lo privado). Claramente los privilegios tanto en cantidad como en "poder" son mucho menores, pero existen. Los roles de género generan expectativas tanto para un grupo como para el otro. (insisto, claramente la mujer se lleva la peor parte, pero no se debe desreconocer la opresión también sufrida por los hombres de género masculino). Es difícil y requiere de mucha voluntad romper los roles de género, la ruptura trae consecuencias.
Entonces, ¿cuál es el enemigo del feminismo?
Un sistema que favorece la diferencia sexual en beneficio de un grupo en particular (que no necesariamente es el patriarcado, concepto que conlleva muchísimo reduccionismo teórico). Es más complejo que eso. Se habla de la interseccionalidad, donde se puede ser víctima de diversos tipos de discriminación, discriminación debida a diversas causas, tales como etnia, sexualidad, clase, edad y género, entre otras (véase la imagen). Las diferentes opresiones se entrecruzan y no necesariamente la mujer bajo cualquier circunstancia será la más oprimida, es preciso observar el cuadro. Así como el hombre tiene privilegios por sobre la mujer en la mayoría de los contextos actuales, lo mismo pasa con lxs blancxs por sobre lxs negrxs, lxs ricxs por sobre lxs pobres, lxs jóvenes por sobre lxs viejxs, lxs heterosexuales por sobre lxs homosexuales, etc.
Ejemplo: En el caso de una mujer joven, burguesa, blanca, heterosexual frente a un hombre pobre, viejo, negro y homosexual, no sería este hombre quien ejerce una opresión mayoritaria sobre esta mujer en particular.
Así que es preciso soltarnos de ciertos esencialismos y reducir todo al grupo de los hombres opuesto al de las mujeres: no hay grupos puros, cada caso es único y la opresión es algo contingente, contextual y no necesario ni esencial.
Sobre "los hombres no pueden ser feministas ni hablar de las mujeres, etc."
No podemos hablar sólo de nosotrxs mismxs. Podemos identificarnos con movimientos de los que somos, teóricamente, más opresores que oprimidxs. Ello no nos hace menos parte una vez nos hacemos conscientes de nuestros privilegios sobre determinado grupo y los repudiamos. No sólo es el grupo oprimido el que debe terminar con la opresión, sino que el opresor (en la mayor parte del tiempo, pues como dijimos anteriormente también el “opresor” puede sufrir de opresiones en menor grado) también forma parte de la liberación del grupo.
Es un hecho que la palabra está desigualmente distribuida. Siempre un movimiento tendrá más fuerza cuando quienes hegemónicamente tienen la palabra defienden el movimiento, y no cuando son repudiados y expulsados del mismo. Esto es caer en una lógica de la filosofía política de Carl Schmitt de amigo/enemigo donde no hay posibilidad de diálogo entre ambas partes, deslegitimizando completamente al “enemigo”. Se cae en el juego de la legitimación. ¿Queremos ser enemigxs que rechazan al otrx o adversarios que pueden reconocer legitimas posturas imposibles de reconciliar y que no se comparten?
De todas formas, en la actualidad hay una crisis de la representación porque no hay identidades puras que representar y nadie pode representar a un grupo en su totalidad, en tanto cada individuo vive su identidad a su manera. Cada individuo se reconoce a sí mismx de manera única, aunque se entienda a sí mismx como parte de un grupo, esta comprensión no es la misma que otras personas que consideran compartir la misma identidad.
Cabe destacar que la ideología opresora es principalmente reproducida por lxs oprimidxs. Quienes toman consciencia, pueden a ratos tensionar la opresión, pero también a veces la reproducen y muy pocas veces generan rupturas.
En la postmodernidad se pretende escapar del esencialismo, que se refiere al conjunto de supuestos de que un determinado grupo es de cierta manera y no puede ser de otra, compartiendo todxs quienes componen el mismo grupo las mismas características, sin diferenciación individual ni contextual. Pero también hay una desconfianza a la certeza de sustituir un modelo de opresión por otro (ej: crear un sistema de opresión hacia el hombre por "venganza").
Sobre el determinismo económico y el feminismo
Rubin inaugura el tema del patriarcado en el feminismo de segunda ola, particularmente el feminismo de la igualdad que tiene dos vertientes: la liberal y la marxista.
Rubin hace una lectura marxista del feminismo, donde el patriarcado es un sistema de sexo-género en el que los hombres se apropian del cuerpo de las mujeres, habiendo un dueño de ellas: el patriarca. Las mujeres quedan así relegadas al trabajo reproductivo, mientras que los hombres se quedan con el trabajo productivo y la vida pública. Lo que busca este feminismo, en el fondo, es una modificación del sistema donde las mujeres tengan igual acceso a la vida productiva y pública que los hombres.
Rubin y su línea de feminismo apunta a decir que la invisibilización del trabajo reproductivo que fue legado a la mujer sería funcional al capitalismo, ya que así tendría trabajadoras gratuitas. Sin embargo, el neoliberalismo no es la causa final de que se dé este orden hegemónico de género donde el hombre se impone por sobre la mujer, ni es el socialismo la solución final al machismo, puesto que en las experiencias de socialismo real el machismo también estuvo presente, a pesar de tener las mujeres más presencia en ciertos aspectos.
Por ello la tesis del determinismo económico, que viene a decir que hay un sistema económico que crea e impone el orden hegemónico, se desecha. Perfectamente podría darse una estructura capitalista sin dicho orden hegemónico de género. La situación actual se debe a una serie de contingencias históricas, sigue siendo contextual y no esencial.
El feminismo liberal apunta a la igualdad de derechos, y la igualdad de salario, cosa que se comparte en primera instancia con la propuesta de Rubin. Sin embargo, este es el feminismo característico de E.E.U.U. durante los 60`.
Por otra parte, este feminismo de la igualdad, tanto el marxista como el liberal, no aspira a una transformación total del sistema donde no sólo haya igualdad en derechos, sino que el reconocimiento de la mujer en la esfera pública sea real y no una cuestión meramente legal.  Se busca un sistema que no sea machista y este tipo de feminismo no apunta tan alto.
En la segunda ola del feminismo, además del feminismo de la igualdad nos encontramos con el feminismo de la diferencia. Este segundo tipo aspira a crear una sociedad en la cual las mujeres guíen en camino, puesto que son más cariñosas, amorosas, etc. Se hace la crítica al machismo desde una postura donde todos los hombres son iguales, al igual que todas las mujeres tienen las mismas características, que son distintas y mejores de las que tienen los hombres. La diferencia entre mujeres y hombres justificaría las comunidades exclusivas de mujeres, ya que los hombres sólo causan problemas. Sin embargo, ¿qué pasa con la inmensa mayoría que no cumple por los parámetros establecidos, que no son del grupo puro?
El feminismo de igualdad de la 2da ola pone en tensión el mundo del trabajo, y el de la diferencia la sociedad en general, pero desde un nuevo esencialismo que no soluciona el problema de fondo, ya que crearía una situación similar al machismo, pero desde la mujer hacia el hombre.
El problema del concepto “patriarcado”
Se utiliza “orden hegemónico de género” en lugar de “patriarcado” ya que este concepto es reduccionista e impone una lectura netamente marxista del problema de género, cuando puede ser más complejo que esto. Es una lectura plana, donde se entiende al patriarcado como algo impuesto y esencial a nuestra sociedad, pero es meramente algo contingente. A pesar de estar en todas partes, en cada lugar se manifiesta de una manera diferente y original, por lo que no se puede hablar de un mismo patriarcado ni un mismo orden concreto.
Por ello es preferible utilizar “orden hegemónico de género”. La hegemonía se localiza en el contexto concreto, y se entiende que es lo dominante en un lugar y momento en específico, pero puede cambiar. Por lo que el orden hegemónico de género sería algo que se da actualmente en la realidad, pero como todo, es diverso en cada lugar y momento específico, la experiencia es distinta para cada sociedad.
Feminismo post-estructuralista
Con la post-modernidad, llega la crisis de los meta-relatos. Es el fin del tiempo de las certezas y de los esencialismos, el momento de debatir en pro de la construcción de una sociedad mejor, o al menos, de otras características. Por un mundo no-machista.
No hay nada en el patriarcado ni en lo que propone el feminismo de la diferencia que permanezca, sino que hay una dominación hegemónica de género que se actualiza constantemente. La transgresión a la norma es una transgresión sólo porque la norma existe en primer lugar. La transgresión modifica la norma eventualmente, pero no la destruye. Además, las transgresiones conllevan consecuencias muchas veces negativas para lxs transgresorxs.
El género es una práctica escenificada, no es algo puro, no es algo original que vaya por detrás de la esencia humana: el género se crea, mantiene y reproduce a través de la práctica. Y a la vez una norma. Por ello la violencia que se genera al transgredir las limitaciones que genera el género estereotipado en una sociedad.
El género es una construcción social, es completamente distinto del sexo biológico de la persona.
Sin embargo, para la autora post-estructuralista Judith Butler, no podemos separar completamente el sexo del género: es una construcción socio-material donde efectivamente hay diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres que sirven como base para la distinción de género. El sexo se encarna en el cuerpo, es objetivo material semiótico. Tener cuerpo femenino marca una diferencia biológica, pero no funda la diferencia de la desigualdad del trabajo; ahí viene la parte social. Uno de los puntos de esta argumentación es refutar al feminismo de la igualdad: hombres y mujeres biológicxs: no somos iguales.
De la cuota de frivolidad
No podemos luchar constantemente contra la opresión machista, no podemos transgredir constantemente debido a las consecuencias; nadie querrá martirizarse constantemente por una causa, o al menos no una mayoría significativa. Por ello, la lucha es importante, pero en los momentos en que se vuelve a la frivolidad y a ser parte del sistema, es necesario ser consciente de nuestra frivolidad, comprender que nuestras acciones favorecen al sistema, pero son acciones que nos permitimos para poder llevar en ciertos aspectos una vida “tranquila”. Como oprimidxs, el sistema es parte de nuestra consciencia, y es difícil liberarse absolutamente y por ello caeremos en este tipo de conductas, pero ello no significa la derrota. Sólo debemos aceptar nuestras limitaciones, y seguir la lucha en cada aspecto que nos sea posible.


[1] Por esto mismo la discriminación a lxs homosexuales también se asocia al feminismo, en tanto tiene que ver con el género. Lxs homosexuales no pueden reproducirse naturalmente, y por ende no cumplen con lo que debería ser una persona cuyo sexo biológico coincide con lo que la tradición dirá su género, ya que su rol principal es la reproducción y la continuación de la especie. La discriminación por el género se piensa fuertemente asociada al tema de la reproducción. No necesariamente es el origen, pero se piensa que parte de ello se debe a la recuperación post-parto.

viernes, 1 de julio de 2016

Ich will nicht allein sein



Hablo con gente con la que realmente no quiero hablar sólo porque me hacen caso, aunque sea un rato. Mientras me conocen, por un tiempo. Luego, como el resto, me olvidan. Me siento sola. No tengo amigos, no hablo con mi familia, no tengo pareja. Estoy sola. Me resultan absurdas esas personas que rodeados de gente que los quiere desean la soledad, o dicen quererla, probablemente por moda, por sentirse alternativos. No creo que sepan cómo se siente. Cómo es no tener nadie a quien contarle tu día, tus miedos, tus logros. No tener a nadie con quien compartir un café o un paseo, ni tan siquiera alguien a quien decirle hola.
Si no fuera por esas personas intermitentes que conozco un tiempo por redes sociales y luego desaparecen al no dar más de sí o no poder conmigo, me pasaría meses sin hablar algo más que si hace frío, o decirle lo siento a un extraño al que golpeé por accidente. Me pasaría meses manteniendo conversaciones conmigo misma o con mis perros. Y es una sensación terrible.

jueves, 19 de mayo de 2016

No entiendo.



Atrapada. Perdida. Desconcertada. No sé qué hago en este mundo. Mi mundo no tiene sentido más que cuando pienso en el bien, en el mal. En la justicia, en la política o la educación y la sociedad. Porque no tengo vida. Me refugio en el intento de pensar una forma de hacer más pasable la vida de los demás. ¿Dónde quedo yo? ¿Por qué me permito reducirme a nada? ¿Por qué me siento como un agente externo al mundo que solo observa pero no tiene derecho a interactuar con aquellos de quien pretende cuidar? No respeto mis sentimientos, ni los entiendo. No actúo sobre ellos, no digo lo que pienso. Veo a todos hacer parecer que el amor es algo simple. Cada vez que terminan con alguien, al otro día están con alguien nuevo. O no terminan y sólo son felices. Y yo observo. Observo al mundo girar, observo a los demás ser felices y amarse unos a otros de una manera que ignoro y admiro. ¿Por qué no soy capaz a dejarme ir? ¿Por qué no me considero suficiente para cualquier persona que me interesa de alguna manera? Por qué, no entiendo. No entiendo por qué mi mayor esfuerzo es reprimir y censurar mis propios sentimientos, por qué siento que los que pasa con los demás es válido pero lo mío es ridículo. No entiendo. No entiendo la soledad.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Las cosas que nunca pude decirte

Hace ya tiempo que no soy capaz a escribir relatos que me parezcan dignos de ser leídos, como si alguna fuerza misteriosa hubiera apagado la pequeña llama literaria que había en mi. Nuevamente, hoy no escribo un relato. Hoy comparto un mensaje perdido en una botella, entre las mareas del tiempo, que por uno u otro motivo no llegó a su destinatario, pero considero que al menos sirvió para alcanzar la calma.

      Estas son las palabras que nunca pude decirte,

No sé siquiera cómo empezar a escribir esto, que realmente espero no tener que usar y ser capaz de hacer lo que hasta ahora no he hecho: hablarte. No sé si hacerte una introducción bonita primero y después avanzar hacia el tema o ir directamente, pues, últimamente, muchas cosas quedan en una constante incertidumbre. No sé nada.

Muchos son los pensamientos que atormentan mi cabeza desde hace unas semanas, y quiero intentar que tengan sentido, si es que existe la manera en que sea así.

De partida, no sé si tiene sentido decirte algo, quizás ya conociste a alguien más y estoy haciendo el ridículo, pero de todas formas eso no me preocupa tanto. Hacer el ridículo, digo. Debo decirte que resulta que sí soy patética. Cuando te dije que no quería que desaparecieras del todo, creo que te dije también que no en sentido seré patética e intentaré "recuperarte", y aquí estoy, como una idiota.

Te echo de menos. He estado dándole muchas vueltas al asunto y creo que fui demasiado indiferente contigo. Tal vez por whatsapp fuera cálida, pero creo que hice muchas cosas mal cuando estaba contigo. No me acercaba a ti si tú no lo hacías primero, porque tenía miedo de ponerte incómoda y hacer algo que no quisieras, no te besaba si tú no lo hacías primero (aunque después fuese como una droga de la cual no podía tener suficiente), no te hablaba de nada en particular si tú no hablabas, y sobre todo, evitaba a toda costa hablar sobre nosotras. Me da pánico tener sentimientos, y me gusta que parezca que tengo el control sobre mí misma y es por eso que me pone incómoda hablarlo. Si hubo esa chispa que dijiste no sentir en algún momento, supongo que la maté con mi torpeza. Estar contigo, acariciarte y besarte, y después fingir en mi mente que eso no había ocurrido era mi solución para no hablar de ello, y guardar silencio cuando tú lo intentabas, y lo siento.  

Otra gran muestra de indiferencia fue mi reacción a cuando me dijiste que no querías seguir con lo que fuese que tuviéramos. Sólo acepté, y no te dije que quería verte igualmente para hablar bien sobre el problema y ver si de alguna manera existía una solución, porque yo nunca quise que terminara.

Nunca te dije que tengo problemas hasta con el tacto de los demás. No sé si esto es algo extraño, o a todos le pasa, pero cuando me acaricia alguien hacia quien no tengo un sentimiento particular, me duele, me quema, como un rechazo extremo al otro. Tú eras la primera persona en años que podía acariciarme sin que me doliera, y eso era muy reconfortante, además de especial.

Tenías razón cuando me dijiste que no te conozco. Pero eso no significa que no lo quiera hacer. Creo que tienes muchas dificultades para abrirte y decir lo que realmente pasa por tu cabecita, y me gustaría llegar a que te sintieras cómoda compartiendo conmigo. Y es que, que no te conozca tanto no hace menor la forma en la que me hacías sentir. Contigo me sentía feliz, y creo que no te lo dije lo suficiente. Te echaba de menos y contaba las horas para poder verte, pero creo que te lo hice ver más como si fuera una obligación verte regularmente. 

No sé si esto cambia algo, si significa algo para ti, o si como dije al principio ya has conocido a alguien más. No sé qué espero de esto, pero necesitaba hacértelo saber, y hacerte saber que intentaría con todas mis fuerzas ser más expresiva, menos zombie, divertirme más contigo, bailar, jugar a tu juegüito de los gnomos.

Cuando te dije que no quería que desaparecieras, lo decía en serio, lamentablemente, todo lo que digo es en serio. Mi punto es, aunque esto te parezca tan... estúpido como puedo imaginar en los peores escenarios, no quiero que te vayas.

Pero ya te habías ido.